Reproducción Humana, Embarazo
El embarazo es la etapa durante la cual el óvulo fecundado, ahora llamado cigoto, comienza a crecer. Desde un principio se subdivide vertiginosamente, atravesando distintas etapas de complejidad, como la mórula, blástula o gástrula, mediante procesos continuos de mitosis.
Eventualmente, el conjunto de células es suficiente para iniciar un delicado proceso de especialización, hasta que se forma un embrión, o sea, un ser humano en potencia.
Los embriones se componen de tres capas de células: endodermo, ectodermo y mesodermo, cada uno de los cuales dará origen a lo largo de los nueve meses de embarazo a diferentes partes del cuerpo humano del nuevo individuo.
Durante toda esta etapa, se suspende la menstruación del cuerpo femenino y se inicia el abultamiento de su vientre, a medida que se requiere más y más espacio para el embrión, que a partir de cierto momento ya poseerá forma humana definida y pasará a llamarse feto.
Durante todo este proceso el embrión es mantenido con vida por el cuerpo materno, mediante el cordón umbilical. Esto incide en el metabolismo materno y, a medida que se aproxima al término del embarazo, prepara su cuerpo para el parto y para iniciar la lactancia, llenando los senos de leche con la cual nutrir al recién nacido.
Parto
El embarazo culmina, idealmente, con el parto: la expulsión del recién nacido por el canal de parto, o sea, por la vagina, que es capaz de ensancharse y reacomodarse para permitirle el paso.
Este proceso puede ser más o menos doloroso, y más o menos veloz, y culmina con la salida del bebé y posteriormente del saco que lo envolvía dentro del útero, llamado placenta. Una vez cortado el cordón umbilical, el nuevo ser humano habrá dado el primer paso hacia una vida independiente y totalmente nueva, fuera del cuerpo materno.