Diferencias con los anegamientos
Los anegamientos se producen por la saturación de los suelos y la acumulación del agua sobre un terreno. Que un suelo esté saturado significa que ya no puede absorber más agua, por lo que todo el excedente que se acumule cuando el suelo se haya saturado quedará sobre la superficie y no será infiltrado hacia el interior del suelo.
Cuando deja de llover, los anegamientos suelen tardar muchas horas en desaparecer. La capacidad de absorción de los suelos suele recuperarse lentamente, por lo que los terrenos anegados pueden seguir teniendo agua en superficie incluso varios días después de finalizado el evento que los inundó.
También los suelos pueden anegarse sin que se hayan producido precipitaciones. A veces las napas de agua subterránea ascienden hacia la superficie e inundan los suelos sin que se haya producido ningún desborde de río o precipitación intensa.
Existen numerosas herramientas que pueden ayudar a prever las inundaciones con cierta anticipación. Una de ellas es el monitoreo de los ríos y los arroyos que permiten medir el caudal y su altura en tiempo real. Ante una modificación fuera de los común de algunos de los parámetros hidrológicos, se da aviso a las autoridades para que tomen medidas preventivas.
También los servicios meteorológicos de cada país utilizan información satelital para pronosticar la llegada de tormentas o eventos meteorológicos extremos que pudieran producir inundaciones.
La ciencia también hace su aporte para la predicción de inundaciones a partir de modelos de simulación que permiten anticipar los comportamientos hídricos de una región ante la llegada de una tormenta o la crecida de un río. Esta información permite a las autoridades tomar decisiones frente a este tipo de fenómenos.
